Grabación

Creada en mil novecientos veintiséis para satisfacer la creciente demanda de transporte automovilístico, permitió el movimiento de emigrantes fuera del Dust Bowl, la movilización de convoyes militares durante la Segunda Guerra Mundial y alimentó el auge del turismo automovilístico de la posguerra.
La cinta de pavimento de dos mil cuatrocientas millas que conecta Chicago con Santa Mónica unió las calles principales de los pueblos rurales con los centros urbanos, permitiendo el flujo de ideas e industria a través del país.
La carretera facilitó uno de los movimientos de población más amplios en la historia de los Estados Unidos, resultando en una transformación dramática del Oeste Americano, de una frontera rural a una región metropolitana de vanguardia.
Quizás más que cualquier otra carretera, la Ruta sesenta y seis se ha convertido en un símbolo de esperanza, progreso y espíritu de aventura.
En mil novecientos ochenta y cinco, la Ruta sesenta y seis de los Estados Unidos fue retirada como carretera federal, pero continúa viva en la conciencia americana como la “Ruta sesenta y seis”.